jueves, 17 de marzo de 2016

Jugando a los amores imposibles

Jugando a los amores imposibles
oscurece la tarde tras el sol.
Se marchitan las flores coloristas
en busca de un  refugio mejor.
Me oculto tras el manto del cariño
amasando el pan de nuestro amor.
Nunca,  mi pensamiento
unido a mi corazón pensó
en el beso que un día,
loco hechizo del querer,
guardara como una joya
aquello que un día fue
reliquia de nuestros besos,
corazón para querer
ilusionadas esperas…
Atardeciendo el ayer.
Galopa, con grandes pasos
amarrado, el corcel,
riendo con risas de lágrimas,
cosecheras del querer
intentando, con torpeza

amarte hasta la vejez.

miércoles, 22 de octubre de 2014

                                          Fotografía de Borja Arnáiz Estévez

DENTRO DE UN DECENIO

 (Los años morirán,
 nuestro hoy, nunca)


                                                  Los  besos orantes se reclinan en tu pecho
en una madrugada imaginaria y perpetua,
portadora de reliquias venideras,
que agasajen mis despertares
ensombrecidos de nocturnidad,
alevosía doliente de penas,
en una ensoñación que despertará de madrugada,
cuando los gallos, allá lejos, canten al día.

Me acordaré como la huella de tu perfil
demoraba los adioses, cuando mis brazos
apoyados en el quicio de la ventana
sujetaban los momentos del recuerdo,
vivencias tangibles de susurros amorosos,
reposados en dos tazas de café.

Los pájaros regresarán a la Chopera,
y en su vuelo aleteante dibujarán sobre el cielo
los versos que no supe escribirte
cuando aún vivía solamente por tí.

Pero… aquí y ahora, te emplazo
para mirarnos a los ojos dentro de un decenio,
cuando aún necesitando lentes,
disfrutemos del brillo que irradien nuestras miradas
y sepamos que mereció la pena.










domingo, 9 de febrero de 2014


CONCIERTO DEL DESCONCIERTO

 

 

Unas cuantas mariposas

revolotean por la luz.

Su aleteo inconfundible

obedece a un sinsentido

brutal y enloquecedor,

que trastorna sus latidos

con el sonido nocturno

de la locura imparable.

 

Yo me comparo con ellas,

cuando el ruido de la noche

acelera mis sentidos.

 El  color de los recuerdos

del feliz día vivido,

acumula en lo oscuro,

-cuando todo está dormido-

un amasijo de penas,

un clamor de mil caricias,

que se fueron en la sombra,

a dormir como un niño,

que espera el amanecer,

recibido de cariño.

 

Me quemo fuerte las alas,

cuando bailo a otro ritmo,

que acompasa el tambor

que llega con dos palillos,

a ser música celeste

si supiera llevar con mimo

las cadentes y sonoras

corcheas blancas, de armiño.

 

Puras en el pentagrama

 sin director de sonido,

escucho, con claridad,

los aplausos del gentío,

que enfebrecidos gritan:

“El concierto ha sido tuyo”.

 

 

 

miércoles, 18 de diciembre de 2013


Y

fue

un dieciocho,

féretro triste y sombrío.

Aquella noche eduqué al oleaje.

Tormenta sigilosa de pausadas veredas,

inundan ufanas los vestigios de otros tiempos,

que endulzan amaneceres con prosaicas palabras,

adormeciendo  los sentidos cubiertos de nieve blanca

mientras arden en el fuego del infierno solemne y enrojecido

las cosechas de maldades que huelen a otros pasados  momentos

de los que afortunadamente queda nada más que el recuerdo de lo bueno.

Savia, flores, besos, hijos, versos, abrazos al borde de un río, debajo de un puente

la vida se va estrechando

formando lazos de suerte

un  día se fue y tu viniste

a mecer mis sentimientos

creando la bella  navidad

que con el corazón deseo

que  eternice por siempre

su recuerdo y tu recuerdo

jueves, 15 de marzo de 2012

CUERPO A CUERPO.

(La nieve caía
y entre los copos,
a ti te veía)



Esperma del cielo eran los copos,
los brazos abiertos recibiendo consejo
y abajo, en la tierra, un manto de hielo
hacía esperanzas en el mar del consuelo,
los dedos, con frío, aplaudían
el polvo de la melancolía.

Pasa la mañana, diurna de penas,
haciendo antesala a la tarde serena,
remanso de paz cuando acaricio tus piernas
y beso tus labios en letanía eterna,
se subyuga mi carne cuando la tuya está cerca
y calienta mi cuerpo en días de ausencia.

Me gustas sereno, te amo en la pena,
te quiero en la dicha y también en la guerra,
pero deseo con fuerza la paz en tu arena,
los tigres del miedo, huyendo de ella,
venciendo en la lucha de la vida ,
cuerpo a cuerpo, reja a reja, clavando la espada.

Quisiera morir en tardes como ésta
para llevar de sudario, como una ambrosía
el tacto de tu piel, sobre el alma mía.



Mari Carmen Estévez