martes, 22 de septiembre de 2009





COLECCIÓN

Se sientan en la mecedora los desencantos
que me acompañan en los días turbios,
macerados con sal y limón.
Yo me apoltrono con ellos
y los acuno con nanas, sin miedo,
intentando llamar al sueño reparador.
Vienen a acompañarme los recuerdos,
se aposentan presurosos en mi regazo
intentando dormir conmigo.
Sueño con lunas de agua,
con mares de arena y cal,
con peces voladores…
Como si fuera una “Bella Durmiente”
unos labios, que aún recuerdo,
despiertan mi soledad,
Con la sensatez diurna pienso que
mi colección de besos caducó
y la he tirado hacía arriba.
Hace dos años comencé una nueva,
aún me quedan muchos besos por conseguir
y me alegrará saber que será única y exclusiva.
Cuando muera me la llevaré conmigo,
nadie heredará ese precioso tesoro
que aún tengo que recibir,
porque sé que tu, niño mío,
me darás uno a uno y sin cambios,
los besos de azúcar y miel.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Cuerpo a cuerpo


Esperma del cielo eran los copos,
los brazos abiertos recibiendo consejo
y abajo, en la tierra, un manto de hielo
hacía esperanzas en el mar del consuelo,
los dedos, con frío, aplaudían
el polvo de la melancolía.

Pasa la mañana diurna de penas,
haciendo antesala a la tarde serena,
remanso de paz cuando acaricio tus piernas
y beso tus labios en letanía eterna,
se subyuga mi carne cuando la tuya está cerca
y calienta mi cuerpo en días de ausencia.

Me gustas sereno, te amo en la pena,
te quiero en la dicha y también en la guerra,
pero deseo con fuerza la paz en tu arena,
los tigres del miedo, huyendo de ella,
venciendo en la lucha de la vida ,
cuerpo a cuerpo, reja a reja, clavando la espada.

Quisiera morir en tardes como ésta
para llevar de sudario, como una ambrosía
el tacto de tu piel, sobre el alma mía.