lunes, 21 de septiembre de 2009

Cuerpo a cuerpo


Esperma del cielo eran los copos,
los brazos abiertos recibiendo consejo
y abajo, en la tierra, un manto de hielo
hacía esperanzas en el mar del consuelo,
los dedos, con frío, aplaudían
el polvo de la melancolía.

Pasa la mañana diurna de penas,
haciendo antesala a la tarde serena,
remanso de paz cuando acaricio tus piernas
y beso tus labios en letanía eterna,
se subyuga mi carne cuando la tuya está cerca
y calienta mi cuerpo en días de ausencia.

Me gustas sereno, te amo en la pena,
te quiero en la dicha y también en la guerra,
pero deseo con fuerza la paz en tu arena,
los tigres del miedo, huyendo de ella,
venciendo en la lucha de la vida ,
cuerpo a cuerpo, reja a reja, clavando la espada.

Quisiera morir en tardes como ésta
para llevar de sudario, como una ambrosía
el tacto de tu piel, sobre el alma mía.

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