CONCIERTO DEL
DESCONCIERTO
Unas cuantas
mariposas
revolotean por la
luz.
Su aleteo
inconfundible
obedece a un
sinsentido
brutal y
enloquecedor,
que trastorna sus
latidos
con el sonido
nocturno
de la locura imparable.
Yo me comparo con
ellas,
cuando el ruido de la
noche
acelera mis sentidos.
El
color de los recuerdos
del feliz día vivido,
acumula en lo oscuro,
-cuando todo está
dormido-
un amasijo de penas,
un clamor de mil
caricias,
que se fueron en la
sombra,
a dormir como un
niño,
que espera el amanecer,
recibido de cariño.
Me quemo fuerte las
alas,
cuando bailo a otro
ritmo,
que acompasa el
tambor
que llega con dos
palillos,
a ser música celeste
si supiera llevar con
mimo
las cadentes y
sonoras
corcheas blancas, de
armiño.
Puras en el
pentagrama
sin director de sonido,
escucho, con
claridad,
los aplausos del
gentío,
que enfebrecidos
gritan:
“El concierto ha sido
tuyo”.
Te quemas las alas en todo lo que sobrevuelas, con intensidad, con vehemencia, tal cual eres, tal cual. Besotes y conciertos. Juntas.
ResponderEliminar