domingo, 21 de febrero de 2010

Hotel del encuentro

Un tren, con destino
y sin regreso

El arrebol de mi falda charra
se confunde con el de mis mejillas
cuando en la apasionada tormenta
habla mi alma y escucha tu corazón las palabras,
que, como si de un almanaque se tratara,
caen de ella como hojas otoñales,
sopladas por el viento mecedor
de nanas cautivas,
prisioneras de tus besos.

Sentimientos acunados con esmero
en solaz tarde alargadora de encuentros.

Quisiera ser el trigo cosechero,
una simiente, un grano nada más,
sembrado en tu vida.

Tiembla la noche y el lucero lunar
aventa poemas, desgajados de la espiga.

Mi callada lejanía nocturna,
reposa impaciente en lecho de espera,
la niebla del recuerdo fabrica labios
con los que besar tu aroma.

Me gustaría esperar contigo un tren
a cualquier destino, a cualquier lugar…
pero solo con una maleta,
tus cosas y las mías juntas para siempre,
en el hotel del encuentro,
desde donde no sea posible regresar.

2 comentarios:

  1. Gran poema, que pena que debes en cuando no desgranes algo social que tanto necesitamos de los que tenéis la capacidad de crear.
    Saludos.
    JOSMAN

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  2. Quería decir que me da pena que no desgranes algún tema social, no me expliqué bien.
    Perdón:
    Josman

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