martes, 20 de octubre de 2009

Dentro de un decenio

(Los años morirán,
nuestro hoy, nunca)

Los besos orantes, se reclinan en tu pecho
en una madrugada imaginaria y perpetua,
portadora de reliquias venideras,
que agasajen mis despertares
ensombrecidos de nocturnidad,
alevosía doliente de penas,
en una ensoñación que despertará de madrugada,
cuando los gallos -allá, lejos- canten al día.

Me acordaré, cómo la huella de tu perfil
demoraba los adioses, cuando mis brazos,
apoyados en el quicio de la ventana,
sujetaban los momentos del recuerdo,
vivencias tangibles de susurros amorosos,
reposados en dos tazas de café.

Los pájaros regresarán a la Chopera,
y en su vuelo aleteante, dibujarán sobre el cielo,
los versos que no supe escribirte
cuando aún vivía, solamente por tí.

Pero… aquí y ahora, te emplazo
para mirarnos a los ojos dentro de un decenio,
cuando, aún necesitando lentes,
disfrutemos del brillo, que irradien nuestras miradas
y sepamos que mereció la pena.

Mari Carmen Estévez

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